Sin duda el viernes fue un día triste para mí. Es de esos días donde te disgustas, máxime cuando no puedes hacer nada por impedirlo y a posteriori de ocurrir algo en lo que intuyes que podías haber hecho más.
El año pasado, como en todos los clubes y como en todas las categorías, hubo un par de disgustos al confeccionar los equipos. Como siempre, de nuevo, gente que creía que sus hijos deberían estar con los amigos o con los mejores, o gente que se disgustaba porque algún amigo de su hijo cambiaba de equipo y se convencían sin motivo de que su hijo no sería feliz. La inmensa mayoría de la gente lo acepta porque, en algunos caso se explica y en otros casos se acepta porque se intuye.
Dos o tres de esos niños salieron el año pasado de nuestro club. Han comenzado a jugar fútbol sala en el colegio y uno de ellos ha destacado, siendo introducido en la disciplina de otro equipo para pasar a fútbol 7 el viernes pasado (algo que no es legal ya que no tiene ficha de ese equipo ni de esa categoría, si le ocurriera algo alguien podría ir a la cárcel pero bueno, ellos se la juegan y no es la primera ni la segunda vez que lo vemos). Resulta que este niño era y es buen amigo de mi hijo y resulta que este niño fue siempre una debilidad mía. Y es que verlo disputando un partido con la camiseta de otro equipo y otro club, ciertamente es de los disgustos más grandes que me he llevado en los 6 años que llevo en el Club Deportivo Don Benito.
El año pasado formé un equipo de 11 niños (cuando habitualmente en benjamines hacemos 12 ó 13 fichas) porque pensaba contar regularmente con él. No siempre, porque yo me basaba en unas palabras de su padre en las que textualmente delante de otra persona y mía dijo "el año que viene veremos a ver, porque los dos no van a poder ir a un partido cada uno, no sé si podrán" y es que tiene un hermano un año menor. Así que decidí personalmente dejarlo en otro equipo que jugaba habitualmente en Don Benito y contar con él regularmente a lo largo del año siempre que su padre lo consintiera (porque sabía que con su madre no había problema). Aún así nunca había perdido la esperanza y esperaba volver a hablar con sus padres este verano para que volviera a la cantera de nuestro club, ya que encarna sobradamente nuestros valores de educación, humildad, sacrificio y entrega, que en estas edades es lo más importante para nosotros. Otros lo han hecho y otros lo harán, pero con ninguno me he disgustado tanto.
Sin embargo todo se ha esfumado. Y puede que a algunos les disgusten los resultados, a otros el juego o a otros no ser campeones. A mí me disgusta que un niño encantador no esté entre nosotros por culpa de que alguien no supo interpretar nuestras decisiones o aceptar nuestras indicaciones, que no tienen por qué ser siempre en la dirección que ellos consideren. Aún así, por supuesto, si de mí depende, nuestras puertas estarán siempre abiertas para él.
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M. A. M. T.