Sin embargo, otra historia es nuestra escuela de fútbol. Desde los 5 a los 12 años, el objetivo en ningún caso puede ser la competición. Y de ninguna manera se enfoca en ese sentido. La planificación del trabajo se realiza siempre en función del equipo y dentro del equipo se dirige a cada niño a unas funciones básicas, que finalizada la temporada deben desempeñarse con soltura. En ningún caso se dirige un equipo a por éxitos deportivos, sino a la mejora de nuestro concepto de futbolistas. De esta manera trabajamos y de esta manera seguiremos trabajando mientras estemos aquí este staff técnico, formado por entrenadores titulados, profesores de Educación Física, Licenciados, etc además de simples aficionados al fútbol. Eso sí, todos con el mismo objetivo. Y en ningún caso ni vociferantes hipermotivadores espectáculo, ni ganadores porque sí.
Pero dentro de las competiciones, se forman micromundos. Y se hacen, en forma de ligas comarcales, por ejemplo. Dentro de cada uno de estos micromundos, los entrenadores se conocen, los niños también, los árbitros, los campos, ... y como siempre ha sido el delgado, el gordo, el de gafas o el bajo o alto. Dentro de estos micromundos, cuando va terminando la temporada, solemos llevarnos sorpresas. De nada sirve que tú intentes mínimamente equilibrar los equipos, por supuesto formalizar cada ficha federativa de cada uno de ellos, etc. Al final, las sorpresas vienen de mano de esos entrenadores que quieren ganar a pesar de todo, pensando que nadie se dará cuenta de su trampa, sin saber que ese micromundo es conocido por todos.
La semana pasada vimos llorar a un niño en el borde del campo, porque un entrenador se dio cuenta de que había un niño en otro equipo que era de una categoría superior. Al pedir la ficha federativa intentó mentir... pero son 7 años, se delató él solo. Después del bochorno inicial en el equipo tramposo, todo pareció volver a la normalidad. Pero no era así. Un niño, lloraba en las gradas porque había ido a jugar y no podía. Mal el entrenador por tramposo, y sinvergüenza, no culpo al club... pero y el padre, prestarse a esta tropelía? por ganar una copa? Lo siento por el niño, pero el disgusto de ese padre, si tiene un mínimo de conciencia, se lo tiene más que merecido. Porque en dicho micromundo en concreto, resulta que ese niño había jugado más de un partido.
El tema de hoy, es para explicarlo con detenimiento. Las arengas, los cambios, las divisiones, ... nunca sale nada bien, cuando lo importante es ganar.
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